En la intimidad de un jarrón o en las flores puestas en el paisaje, encontramos en la obra de Graciela Giles la profunda empatía del modelo y su creadora. La ejecución de un trazo de gran soltura nos sumerge en la atmósfera clara de la aguada sin perder el vigor y el carácter de cada una de las flores que interpreta, permitiendo que cada una de ellas aporte su inconfundible presencia. El conocimiento de la forma y el color sumado a la velocidad de la exigencia técnica del sumié hace de sus trabajos un equilibrio sostenido y de una factura impecable. Seguramente Giles ha asimilado aquello que los viejos maestros orientales decían: Convertirnos en flores para pintar la flor. Celebremos con Graciela Giles aquello que ella ha conseguido con oficio y sensibilidad y que nos permite entrever el universo fragante que nos rodea. ¡Celebremos!

Buenos Aires, invierno 2010 - Cristina Coroleu :: Artista Plástica

Son imágenes con perfección técnica que van más allá de cualquier grado de observación a la ligera. Impactan por sus líneas diáfanas y delicadas encerrando en si mismas una calidez más allá de la naturaleza misma.

Abril del 2011, Galería FORMA - Silvia Pellegrini :: Crítica de Arte

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Ver la belleza de una flor, aunque sea brevemente, puede despertar signos dormidos de nuestra verdadera naturaleza. La alegría y el amor están intrínsecamente conectadas con ese reconocimiento.